Author: | Cipriano Mera | ISBN: | 1230000966467 |
Publisher: | ChristieBooks | Publication: | February 27, 2016 |
Imprint: | ChristieBooks | Language: | Spanish |
Author: | Cipriano Mera |
ISBN: | 1230000966467 |
Publisher: | ChristieBooks |
Publication: | February 27, 2016 |
Imprint: | ChristieBooks |
Language: | Spanish |
Cipriano Mera Sanz nació en Madrid, el 4 de noviembre de 1897. Su padre, peón de albañil, era también, a ratos perdidos, cazador furtivo. A los once años, en vez de ir a la escuela, tuvo que empezar a ganarse la vida, de modo que, según las estaciones del año, salía de madrugada al campo para coger setas, níspolas, zarzamoras, bellotas o romero —que vendía luego en el barrio— y algunas tardes trabajaba en los tejares. A los dieciséis años entró como pinche en la construcción, y su padre le afilió a la Sociedad de Albañiles «El Trabajo», adherida a la UGT. Llegó a los veinte años sin conocer apenas las primeras letras. Entonces se inscribió en una academia y asistió durante ocho meses a clases nocturnas. Parejamente, empezaron a preocuparle las cuestiones sociales, extrañándose de la pasividad que caracterizaba a la Sociedad de Albañiles, cuya relación con sus afiliados solía limitarse a la de unos recaudadores que visitaban regularmente los domicilios de aquéllos.
Su primer contacto con anarquistas se produjo en 1920, cuando conoció a Juan Barceló, Moisés López y Santiago Fernández. Estas relaciones se hicieron fraternales a raíz del atentado y muerte —el 8 de marzo de 1921— del presidente del Consejo de ministros, Eduardo Dato. Ya en el periodo de la Dictadura formó parte de un grupo anarquista que se desenvolvía dentro de la Sociedad de Albañiles, y con él intervino en la conspiración contra Primo de Rivera, sobre todo en la llamada Sanjuanada.
En la UGT fue tres veces delegado de obras, funciones que contribuyeron a afirmar en él la conciencia sindical. Considerando más efectiva su práctica militante, sostuvo las aspiraciones de la CNT y abrazó el anarcosindicalismo como fundamento de la sociedad sin clases. Una vez caída la Dictadura y organizado en Madrid el Ramo de la Construcción adscrito a la CNT llegó a ser su presidente. Intervino en la organización de los Grupos de Defensa Confederal y formó parte con Buenaventura Durruti del Comité revolucionario constituído en 1933, por lo que, como en otras varias ocasiones, fue encarcelado. Alternó esas actividades con las de cargos más modestos, como el de delegado de obra cada vez que fue elegido para ello por sus compañeros.
En el verano de 1936, la huelga de la construcción había paralizado a más de 100.000 trabajadores. A principios de julio, Cipriano Mera fue encarcelado nuevamente junto con otros delegados del Comité de Huelga de la construcción. La huelga de la construcción proseguía el 18 de julio, al estallar la guerra civil.
Al día siguiente, Mera fue liberado de la Cárcel Modelo de Madrid, y tras participar en la derrota de los sublevados del Cuartel de la Montaña de Madrid, rápidamente organiza, junto a David Antona, una columna anarquista que se une a la del teniente coronel republicano Ildefonso Puigdendolas, que el 21 de julio tomaría Alcalá de Henares y al día siguiente la ciudad de Guadalajara. La columna anarquista de Mera se separó entonces hacia Sacedón y la provincia de Cuenca, ocupando la capital provincial, que se hallaba sublevada y en manos de la Guardia Civil. Sus soldados le apodaron El Viejo, porque tenía 40 años y mandaba sobre milicianos jóvenes.
Más tarde, tras la creación del Ejército Popular Republicano, la columna de Mera se transformó en la 14ª División, de la que fue nombrado comandante. Esta división intervino fundamentalmente en la defensa de Madrid, en noviembre de 1936, y en la Batalla de Guadalajara, en marzo de 1937, que ganó a los italianos del CTV. Fue jefe del IV Cuerpo de Ejército.
En 1938, ya ascendido a teniente coronel, emplazó su cuartel general en Alcohete (Guadalajara), lugar cercano a la villa de Horche y desde donde protegía todo el sector oriental de la capital.
Apoyó el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado el 5 de marzo de 1939 y la formación del Consejo Nacional de Defensa. Aunque el gobierno de Negrín abandona España al día siguiente, la situación del recién formado Consejo es crítica en Madrid durante los días 7, 8 y 9, ante la reacción de parte de los tres Cuerpos del Ejército (integrados por oficiales, soldados y milicianos comunistas) que defienden la capital. Pero entonces Mera lanzó su IV Cuerpo de Ejército desde Guadalajara y logró salvar al Consejo después de una serie de encarnizados combates por las carreteras de acceso y las mismas calles de Madrid.
Ocupado Madrid por los franquistas, Mera se traslada a Valencia, exiliándose más tarde en Orán, donde fue internado en un campo de concentración. Una vez liberado, marcha al Marruecos francés, donde se gana la vida como peón de la construcción. Tras la caída de Francia en manos de los nazis, las autoridades franquistas solicitan la entrega de los refugiados españoles en territorio francés. En febrero de 1942, Cipriano Mera es entregado por el Gobierno de Vichy a las autoridades franquistas. Condenado a muerte, la pena le fue conmutada por 30 años de prisión.
Tras un indulto en 1946 se exilió en Francia, donde retornó al activismo anarquista y trabajó como albañil y siguió militando en la CNT y cumpliendo cuantas funciones le fueron encomendadas, sin dejar por ello de trabajar en su duro oficio de albañil hasta que sus fuerzas, a los 72 años de edad, se lo impidieron. Miembro de la Federación local (CNT) de París, fue uno de los fundadores de Frente Libertario y de Defensa Interior. Ya en curso la impresión de este libro, falleció en Saint-Cloud el 24 de octubre de 1975 y recibió sepultura en el cementerio de Boulogne-sur-Seine.
Cipriano Mera Sanz nació en Madrid, el 4 de noviembre de 1897. Su padre, peón de albañil, era también, a ratos perdidos, cazador furtivo. A los once años, en vez de ir a la escuela, tuvo que empezar a ganarse la vida, de modo que, según las estaciones del año, salía de madrugada al campo para coger setas, níspolas, zarzamoras, bellotas o romero —que vendía luego en el barrio— y algunas tardes trabajaba en los tejares. A los dieciséis años entró como pinche en la construcción, y su padre le afilió a la Sociedad de Albañiles «El Trabajo», adherida a la UGT. Llegó a los veinte años sin conocer apenas las primeras letras. Entonces se inscribió en una academia y asistió durante ocho meses a clases nocturnas. Parejamente, empezaron a preocuparle las cuestiones sociales, extrañándose de la pasividad que caracterizaba a la Sociedad de Albañiles, cuya relación con sus afiliados solía limitarse a la de unos recaudadores que visitaban regularmente los domicilios de aquéllos.
Su primer contacto con anarquistas se produjo en 1920, cuando conoció a Juan Barceló, Moisés López y Santiago Fernández. Estas relaciones se hicieron fraternales a raíz del atentado y muerte —el 8 de marzo de 1921— del presidente del Consejo de ministros, Eduardo Dato. Ya en el periodo de la Dictadura formó parte de un grupo anarquista que se desenvolvía dentro de la Sociedad de Albañiles, y con él intervino en la conspiración contra Primo de Rivera, sobre todo en la llamada Sanjuanada.
En la UGT fue tres veces delegado de obras, funciones que contribuyeron a afirmar en él la conciencia sindical. Considerando más efectiva su práctica militante, sostuvo las aspiraciones de la CNT y abrazó el anarcosindicalismo como fundamento de la sociedad sin clases. Una vez caída la Dictadura y organizado en Madrid el Ramo de la Construcción adscrito a la CNT llegó a ser su presidente. Intervino en la organización de los Grupos de Defensa Confederal y formó parte con Buenaventura Durruti del Comité revolucionario constituído en 1933, por lo que, como en otras varias ocasiones, fue encarcelado. Alternó esas actividades con las de cargos más modestos, como el de delegado de obra cada vez que fue elegido para ello por sus compañeros.
En el verano de 1936, la huelga de la construcción había paralizado a más de 100.000 trabajadores. A principios de julio, Cipriano Mera fue encarcelado nuevamente junto con otros delegados del Comité de Huelga de la construcción. La huelga de la construcción proseguía el 18 de julio, al estallar la guerra civil.
Al día siguiente, Mera fue liberado de la Cárcel Modelo de Madrid, y tras participar en la derrota de los sublevados del Cuartel de la Montaña de Madrid, rápidamente organiza, junto a David Antona, una columna anarquista que se une a la del teniente coronel republicano Ildefonso Puigdendolas, que el 21 de julio tomaría Alcalá de Henares y al día siguiente la ciudad de Guadalajara. La columna anarquista de Mera se separó entonces hacia Sacedón y la provincia de Cuenca, ocupando la capital provincial, que se hallaba sublevada y en manos de la Guardia Civil. Sus soldados le apodaron El Viejo, porque tenía 40 años y mandaba sobre milicianos jóvenes.
Más tarde, tras la creación del Ejército Popular Republicano, la columna de Mera se transformó en la 14ª División, de la que fue nombrado comandante. Esta división intervino fundamentalmente en la defensa de Madrid, en noviembre de 1936, y en la Batalla de Guadalajara, en marzo de 1937, que ganó a los italianos del CTV. Fue jefe del IV Cuerpo de Ejército.
En 1938, ya ascendido a teniente coronel, emplazó su cuartel general en Alcohete (Guadalajara), lugar cercano a la villa de Horche y desde donde protegía todo el sector oriental de la capital.
Apoyó el golpe de Estado del coronel Segismundo Casado el 5 de marzo de 1939 y la formación del Consejo Nacional de Defensa. Aunque el gobierno de Negrín abandona España al día siguiente, la situación del recién formado Consejo es crítica en Madrid durante los días 7, 8 y 9, ante la reacción de parte de los tres Cuerpos del Ejército (integrados por oficiales, soldados y milicianos comunistas) que defienden la capital. Pero entonces Mera lanzó su IV Cuerpo de Ejército desde Guadalajara y logró salvar al Consejo después de una serie de encarnizados combates por las carreteras de acceso y las mismas calles de Madrid.
Ocupado Madrid por los franquistas, Mera se traslada a Valencia, exiliándose más tarde en Orán, donde fue internado en un campo de concentración. Una vez liberado, marcha al Marruecos francés, donde se gana la vida como peón de la construcción. Tras la caída de Francia en manos de los nazis, las autoridades franquistas solicitan la entrega de los refugiados españoles en territorio francés. En febrero de 1942, Cipriano Mera es entregado por el Gobierno de Vichy a las autoridades franquistas. Condenado a muerte, la pena le fue conmutada por 30 años de prisión.
Tras un indulto en 1946 se exilió en Francia, donde retornó al activismo anarquista y trabajó como albañil y siguió militando en la CNT y cumpliendo cuantas funciones le fueron encomendadas, sin dejar por ello de trabajar en su duro oficio de albañil hasta que sus fuerzas, a los 72 años de edad, se lo impidieron. Miembro de la Federación local (CNT) de París, fue uno de los fundadores de Frente Libertario y de Defensa Interior. Ya en curso la impresión de este libro, falleció en Saint-Cloud el 24 de octubre de 1975 y recibió sepultura en el cementerio de Boulogne-sur-Seine.