Author: | PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN | ISBN: | 1230000444996 |
Publisher: | guido montelupo | Publication: | May 22, 2015 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN |
ISBN: | 1230000444996 |
Publisher: | guido montelupo |
Publication: | May 22, 2015 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891) nació en Guadix, Granada, y fue el cuarto de los diez hijos de una familia que se arruinó durante la Guerra de la Independencia. Tenía dos años cuando contrajo una enfermedad que le dejó ciego, aunque se recuperó. Tras terminar el bachiller, se le hace ingresar en el seminario a pesar de su escasa vocación. A principios de 1853 acabará abandonando casa y seminario para establecerse en Cádiz, donde asume la dirección de la revista “El eco de Occidente” que él mismo había fundado. Allí le sorprende la sublevación de Vicálvaro y toma parte activa en la rebelión popular. Ya en Madrid, tomará las riendas del periódico “El látigo”, de ideología liberal, satírico, antimonárquico y anticlerical. Circunstancia que le reportó un duelo con el poeta venezolano José Heriberto García de Quevedo, defensor de la reina. Pudo contarlo gracias a la nobleza de éste, que disparó al aire cuando ya Alarcón había fallado su tiro. Como consecuencia de este acontecimiento, abandonó “El látigo” y se retiró a Segovia para consagrarse a la literatura. En 1857 se estrena su drama “El hijo pródigo”, que obtiene el aplauso del público pero no el de la crítica. En 1859 participa como voluntario en la campaña de África, donde se distinguió. Militó en la Unión Liberal y fue uno de los fundadores del periódico del partido, “La política”. Obtuvo en dos ocasiones el escaño de diputado por Guadix. Por haber firmado, junto a otros 120 diputados unionistas, una protesta dirigida a la reina, tuvo que gustar al exilio de París. Al año siguiente vio su pena conmutada por la de confinamiento en Granada. Participó en la revolución de 1868 y el gobierno provisional lo nombró ministro plenipotenciario en Suecia, a lo que él renuncia para aceptar la nueva acta de diputado. Con la Restauración es nombrado Consejero de Estado. Obtuvo la gran cruz de Isabel la Católica y en 1878 ingresó en la Real Academia.
“El capitán veneno” (1881). Don Jorge de Córdoba, el capitán veneno, posee un carácter atrabiliario, lo que no es sino una cortina de humo para ocultar su timidez. El autor modela su personaje mediante una ironía constante, si bien acaba por mostrar que, bajo tal acrimonia, alientan valores de generosidad, bondad y hasta una pizca de sentimentalismo.
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (1833-1891) nació en Guadix, Granada, y fue el cuarto de los diez hijos de una familia que se arruinó durante la Guerra de la Independencia. Tenía dos años cuando contrajo una enfermedad que le dejó ciego, aunque se recuperó. Tras terminar el bachiller, se le hace ingresar en el seminario a pesar de su escasa vocación. A principios de 1853 acabará abandonando casa y seminario para establecerse en Cádiz, donde asume la dirección de la revista “El eco de Occidente” que él mismo había fundado. Allí le sorprende la sublevación de Vicálvaro y toma parte activa en la rebelión popular. Ya en Madrid, tomará las riendas del periódico “El látigo”, de ideología liberal, satírico, antimonárquico y anticlerical. Circunstancia que le reportó un duelo con el poeta venezolano José Heriberto García de Quevedo, defensor de la reina. Pudo contarlo gracias a la nobleza de éste, que disparó al aire cuando ya Alarcón había fallado su tiro. Como consecuencia de este acontecimiento, abandonó “El látigo” y se retiró a Segovia para consagrarse a la literatura. En 1857 se estrena su drama “El hijo pródigo”, que obtiene el aplauso del público pero no el de la crítica. En 1859 participa como voluntario en la campaña de África, donde se distinguió. Militó en la Unión Liberal y fue uno de los fundadores del periódico del partido, “La política”. Obtuvo en dos ocasiones el escaño de diputado por Guadix. Por haber firmado, junto a otros 120 diputados unionistas, una protesta dirigida a la reina, tuvo que gustar al exilio de París. Al año siguiente vio su pena conmutada por la de confinamiento en Granada. Participó en la revolución de 1868 y el gobierno provisional lo nombró ministro plenipotenciario en Suecia, a lo que él renuncia para aceptar la nueva acta de diputado. Con la Restauración es nombrado Consejero de Estado. Obtuvo la gran cruz de Isabel la Católica y en 1878 ingresó en la Real Academia.
“El capitán veneno” (1881). Don Jorge de Córdoba, el capitán veneno, posee un carácter atrabiliario, lo que no es sino una cortina de humo para ocultar su timidez. El autor modela su personaje mediante una ironía constante, si bien acaba por mostrar que, bajo tal acrimonia, alientan valores de generosidad, bondad y hasta una pizca de sentimentalismo.