Author: | Violet Pollux | ISBN: | 9781386537007 |
Publisher: | Violet Pollux | Publication: | June 2, 2018 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Violet Pollux |
ISBN: | 9781386537007 |
Publisher: | Violet Pollux |
Publication: | June 2, 2018 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
La magnitud del amor que sientas por una persona es directamente proporcional a la magnitud del sufrimiento que pasarás por ella. Del dolor que te hará sentir. De lo destrozado que quedará tu corazón cuando se vaya y no veas que regrese por nada del mundo…
O, bueno, quizás fuiste tú quien tuvo que marcharse. Porque sí, amabas tu casa, pero ella a ti no. Al menos, no según lo que parecía. La amabas con la intensidad de mil turpiales, le regalaste mil orquídeas, le dedicaste miles de canciones, pero ella no te dio nada, y eso te mataba tanto por dentro que tuviste que tomar la decisión de irte.
(Aunque en realidad no lo querías. Aunque en realidad hubieras deseado quedarte. Aunque en realidad la decisión no la tomaste tú, sino esa propia casa, al no darte lo que necesitabas.)
Y, pues, ahí estás: te fuiste. Con el alma partida, pero te fuiste. No crees regresar, aunque quisieras hacerlo…
(No crees regresar, porque tu casa está demasiado rota como para ello…
Pero eso no quita que la extrañes. Aunque sea a sus fotos, pero la extrañas.
Y eso está bien. Después de todo, uno siempre extraña su primer amor, ¿no?)
La magnitud del amor que sientas por una persona es directamente proporcional a la magnitud del sufrimiento que pasarás por ella. Del dolor que te hará sentir. De lo destrozado que quedará tu corazón cuando se vaya y no veas que regrese por nada del mundo…
O, bueno, quizás fuiste tú quien tuvo que marcharse. Porque sí, amabas tu casa, pero ella a ti no. Al menos, no según lo que parecía. La amabas con la intensidad de mil turpiales, le regalaste mil orquídeas, le dedicaste miles de canciones, pero ella no te dio nada, y eso te mataba tanto por dentro que tuviste que tomar la decisión de irte.
(Aunque en realidad no lo querías. Aunque en realidad hubieras deseado quedarte. Aunque en realidad la decisión no la tomaste tú, sino esa propia casa, al no darte lo que necesitabas.)
Y, pues, ahí estás: te fuiste. Con el alma partida, pero te fuiste. No crees regresar, aunque quisieras hacerlo…
(No crees regresar, porque tu casa está demasiado rota como para ello…
Pero eso no quita que la extrañes. Aunque sea a sus fotos, pero la extrañas.
Y eso está bien. Después de todo, uno siempre extraña su primer amor, ¿no?)