DISCURSO PRELIMINAR a la ARGENTINA DE BARCO CENTENERA. Cuando salió á luz este poema sobre la conquista del Rio de la Plata, las musas castellanas habian desplegado, en las obras de Garcilaso, Herrera y Luis de Leon, un estilo culto y elegante. Ni la lucha intestina de Fernando el Catòlico contra los Moros, ni las guerras exteriores de su sucesor Carlos V, fueron bastantes à detener los progresos de las letras, que sin proteccion y estìmulo florecieron en el reinado sombrío é inquisitorial de Felipe II. El gusto de la literatura italiana, que à mediados del siglo XVI. se habia generalizado en España, y el verso endecasilabo, introducido por Boscan, pusieron en voga à los grandes modelos que se ilustraron en la epopeya, y Ariosto, Camoens, y Taso, tuvieron sus émulos è imitadores. Mientras que Zapata, Urrea y Samper celebraban à porfia las glorias de Carlos V, Pinciano escribia el Pelayo; Cueva, la Conquista de la Bética; Hojeda, la Cristiada; Mosquera y Zamora, la Numantina y la Saguntina; y el fèrtil è inagotable Lope de Vega, la Dragontea, el Isidro y la Jerusalen. Entre tantos ensayos desgraciados, ocupaba un lugar eminente el poema de D. Alonso de Ercilla, que al relatar los sucesos de Arauco, podia decir como Enea quorum pars magna fui
DISCURSO PRELIMINAR a la ARGENTINA DE BARCO CENTENERA. Cuando salió á luz este poema sobre la conquista del Rio de la Plata, las musas castellanas habian desplegado, en las obras de Garcilaso, Herrera y Luis de Leon, un estilo culto y elegante. Ni la lucha intestina de Fernando el Catòlico contra los Moros, ni las guerras exteriores de su sucesor Carlos V, fueron bastantes à detener los progresos de las letras, que sin proteccion y estìmulo florecieron en el reinado sombrío é inquisitorial de Felipe II. El gusto de la literatura italiana, que à mediados del siglo XVI. se habia generalizado en España, y el verso endecasilabo, introducido por Boscan, pusieron en voga à los grandes modelos que se ilustraron en la epopeya, y Ariosto, Camoens, y Taso, tuvieron sus émulos è imitadores. Mientras que Zapata, Urrea y Samper celebraban à porfia las glorias de Carlos V, Pinciano escribia el Pelayo; Cueva, la Conquista de la Bética; Hojeda, la Cristiada; Mosquera y Zamora, la Numantina y la Saguntina; y el fèrtil è inagotable Lope de Vega, la Dragontea, el Isidro y la Jerusalen. Entre tantos ensayos desgraciados, ocupaba un lugar eminente el poema de D. Alonso de Ercilla, que al relatar los sucesos de Arauco, podia decir como Enea quorum pars magna fui