La Piel de los Dioses. Rodolfo Valentino, Ramón Novarro, John Barrymore, Errol Flynn, Cary Grant y Alan Ladd
Nonfiction, Entertainment, Film, History & Criticism, Performing Arts, Biography & Memoir, Business
| Author: | Joan Benavent | ISBN: | 1230002151953 |
| Publisher: | Joan Benavent | Publication: | July 14, 2015 |
| Imprint: | Language: | Spanish |
| Author: | Joan Benavent |
| ISBN: | 1230002151953 |
| Publisher: | Joan Benavent |
| Publication: | July 14, 2015 |
| Imprint: | |
| Language: | Spanish |
Los varones de Hollywood lucían desde la pantalla imágenes extraordinarias, muy distantes de una vida real plagada de infortunio, alcohol y sórdidos dramas que arrastraban desde la infancia. La industria los asimiló parcialmente, brindándoles la posibilidad de ensayar otras vidas, no menos azarosas, a través del pesado fardo de la fama, el diktat de los grandes Estudios y alguna luz artística.
Estos seis ejemplos, diversos y apasionantes para muchas generaciones del siglo pasado, y aún del actual (cuando la vida real se extinguió para ellos tiempo atrás), vuelven a demostrar lo que hoy revelan sus sucedáneos. La asimetría entre pantalla y realidad no mitiga ciertas cuotas de talento artístico, que la belleza y la personalidad impusieron en los espectáculos de entonces, amparados por la penumbra de las salas de cine y sus proyecciones.
Los varones de Hollywood lucían desde la pantalla imágenes extraordinarias, muy distantes de una vida real plagada de infortunio, alcohol y sórdidos dramas que arrastraban desde la infancia. La industria los asimiló parcialmente, brindándoles la posibilidad de ensayar otras vidas, no menos azarosas, a través del pesado fardo de la fama, el diktat de los grandes Estudios y alguna luz artística.
Estos seis ejemplos, diversos y apasionantes para muchas generaciones del siglo pasado, y aún del actual (cuando la vida real se extinguió para ellos tiempo atrás), vuelven a demostrar lo que hoy revelan sus sucedáneos. La asimetría entre pantalla y realidad no mitiga ciertas cuotas de talento artístico, que la belleza y la personalidad impusieron en los espectáculos de entonces, amparados por la penumbra de las salas de cine y sus proyecciones.
