Author: | Ignacio Jasiel Hernández Maya | ISBN: | 9781370896899 |
Publisher: | Ignacio Jasiel Hernández Maya | Publication: | April 3, 2017 |
Imprint: | Smashwords Edition | Language: | Spanish |
Author: | Ignacio Jasiel Hernández Maya |
ISBN: | 9781370896899 |
Publisher: | Ignacio Jasiel Hernández Maya |
Publication: | April 3, 2017 |
Imprint: | Smashwords Edition |
Language: | Spanish |
“Pero veamos lo que dan por resultado los ocios de la mayoría de los hombres. Tedio e idiotización, siempre que no se encuentran goces sensuales o tonterías para llenar estos ocios. Lo que demuestra que esos ocios no tienen valor alguno, es la manera de ocuparlos: son el ozio lungo d´homini ignoranti del Ariosto. El hombre vulgar sólo se preocupa de pasar el tiempo; el hombre de talento, de aprovecharlo.” (Schopenhauer, 2004)
Entre las cosas más valiosas que tenemos, como seres humanos, se encuentra nuestro tiempo. El tiempo es implacable, no se detiene y no regresa. Como seres humanos es importante, desde niños, aprender a utilizarlo con provecho, efectivamente, no todo es trabajo o estudio, también es importante tener espacios de reflexión, de cuestionamiento, de actividades saludables y momentos de sano esparcimiento. Sin embargo, existen formas de control, muy sutiles, muy tecnológicas, que entretienen a los niños, jóvenes y adultos. No se trata de entretener por entretener, sino que, obedece a una intención muy clara: la distracción.
En efecto, en un país como México, se recurre a la distracción, a la enajenación y al entretenimiento como estrategia para desviar la atención de problemas sociales, económicos y políticos que ocurren cotidianamente. De manera deliberada o no, los YouTubers pueden estar contribuyendo a esa labor, sin siquiera saberlo. Es muy probable que estén contribuyendo a que la población no piense, ni reflexione, en torno a los temas de pobreza, inseguridad, en fin, de injusticia social.
Por otro lado, estamos atados a una sociedad que ha configurado una serie de patrones, normas, conductas que incluso regulan y configuran los espacios públicos y privados, uno de esos sistemas es el que privilegia a niños, bebés y adolescentes, por encima de los demás ciudadanos. El derecho a vivir en paz, a tener tranquilidad en espacios privados, públicos y domésticos; a realizar actividades de esparcimiento, no puede ser anulado, en nombre de un “bien supremo”.
En estos tiempos de profunda crisis social, en que México está padeciendo innumerables males, donde la injusticia nos ahoga, en este momento, en que somos nuevos esclavos y/o prisioneros de sistemas políticos, económicos; asediados por intereses de capitales nacionales e internacionales, es muy poco lo que nos queda. Entre eso poco, nuestro tiempo, nuestra paz y eso, también nos lo han arrebatado.
“Pero veamos lo que dan por resultado los ocios de la mayoría de los hombres. Tedio e idiotización, siempre que no se encuentran goces sensuales o tonterías para llenar estos ocios. Lo que demuestra que esos ocios no tienen valor alguno, es la manera de ocuparlos: son el ozio lungo d´homini ignoranti del Ariosto. El hombre vulgar sólo se preocupa de pasar el tiempo; el hombre de talento, de aprovecharlo.” (Schopenhauer, 2004)
Entre las cosas más valiosas que tenemos, como seres humanos, se encuentra nuestro tiempo. El tiempo es implacable, no se detiene y no regresa. Como seres humanos es importante, desde niños, aprender a utilizarlo con provecho, efectivamente, no todo es trabajo o estudio, también es importante tener espacios de reflexión, de cuestionamiento, de actividades saludables y momentos de sano esparcimiento. Sin embargo, existen formas de control, muy sutiles, muy tecnológicas, que entretienen a los niños, jóvenes y adultos. No se trata de entretener por entretener, sino que, obedece a una intención muy clara: la distracción.
En efecto, en un país como México, se recurre a la distracción, a la enajenación y al entretenimiento como estrategia para desviar la atención de problemas sociales, económicos y políticos que ocurren cotidianamente. De manera deliberada o no, los YouTubers pueden estar contribuyendo a esa labor, sin siquiera saberlo. Es muy probable que estén contribuyendo a que la población no piense, ni reflexione, en torno a los temas de pobreza, inseguridad, en fin, de injusticia social.
Por otro lado, estamos atados a una sociedad que ha configurado una serie de patrones, normas, conductas que incluso regulan y configuran los espacios públicos y privados, uno de esos sistemas es el que privilegia a niños, bebés y adolescentes, por encima de los demás ciudadanos. El derecho a vivir en paz, a tener tranquilidad en espacios privados, públicos y domésticos; a realizar actividades de esparcimiento, no puede ser anulado, en nombre de un “bien supremo”.
En estos tiempos de profunda crisis social, en que México está padeciendo innumerables males, donde la injusticia nos ahoga, en este momento, en que somos nuevos esclavos y/o prisioneros de sistemas políticos, económicos; asediados por intereses de capitales nacionales e internacionales, es muy poco lo que nos queda. Entre eso poco, nuestro tiempo, nuestra paz y eso, también nos lo han arrebatado.