Author: | Fernando A. Barrita López | ISBN: | 6526070909009 |
Publisher: | Editorial Porrúa México | Publication: | March 27, 2013 |
Imprint: | Language: | Spanish |
Author: | Fernando A. Barrita López |
ISBN: | 6526070909009 |
Publisher: | Editorial Porrúa México |
Publication: | March 27, 2013 |
Imprint: | |
Language: | Spanish |
El problema de la criminalidad se presenta bajo múltiples aspectos, que van desde las clases más comunes de delitos hasta las formas más sutiles y perfeccionadas de la delincuencia organizada. Esta última clase, a través de sus manifestaciones, debilita las estructuras de un país, haciendo inútiles los esfuerzos dirigidos a crear un ambiente más sano e instaurar un mejor sistema de vida.
Por otra parte, sabido es que el fenómeno de la criminalidad es tan viejo como la humanidad y, sin embargo, su estudio específico data apenas de unos cuantos años a la fecha. La rápida transformación de la sociedad provoca desequilibrios, tensiones y conflictos, los que, a su vez, propician el aumento de la criminalidad. Por ello, el estudio científico de sus causas y el problema de su control y prevención deben ser los objetivos fundamentales y la esencia misma de las ciencias conectadas con el derecho penal.
En la investigación y aplicación de las ciencias penales, no sólo deben intervenir los licenciados en derecho, encargados de la averiguación previa y de la impartición de justicia, sino también los psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, médicos y antropólogos, en pocas palabras, los profesionales interesados en el desarrollo y organización social, así como aquéllos que tienen como misión la de hacer respetar la ley para la seguridad de los ciudadanos.
Las diferentes tendencias de las ciencias humanas han tratado el fenómeno de la criminalidad no en sí mismo, sino como un aspecto de ese objeto específico. El punto de vista opuesto entraña una nueva síntesis teórica, permitiendo establecer una relación muy estrecha entre el derecho penal y las ciencias causales explicativas, lo que permite una adecuada formación intelectual y científica. De ahí que el tratamiento científico del fenómeno de la criminalidad sólo puede lograrse a través de una formación especial de carácter universitario, en estos momentos en que ningún país puede enorgullecerse de haber podido detenerlo.
El problema de la criminalidad se presenta bajo múltiples aspectos, que van desde las clases más comunes de delitos hasta las formas más sutiles y perfeccionadas de la delincuencia organizada. Esta última clase, a través de sus manifestaciones, debilita las estructuras de un país, haciendo inútiles los esfuerzos dirigidos a crear un ambiente más sano e instaurar un mejor sistema de vida.
Por otra parte, sabido es que el fenómeno de la criminalidad es tan viejo como la humanidad y, sin embargo, su estudio específico data apenas de unos cuantos años a la fecha. La rápida transformación de la sociedad provoca desequilibrios, tensiones y conflictos, los que, a su vez, propician el aumento de la criminalidad. Por ello, el estudio científico de sus causas y el problema de su control y prevención deben ser los objetivos fundamentales y la esencia misma de las ciencias conectadas con el derecho penal.
En la investigación y aplicación de las ciencias penales, no sólo deben intervenir los licenciados en derecho, encargados de la averiguación previa y de la impartición de justicia, sino también los psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, médicos y antropólogos, en pocas palabras, los profesionales interesados en el desarrollo y organización social, así como aquéllos que tienen como misión la de hacer respetar la ley para la seguridad de los ciudadanos.
Las diferentes tendencias de las ciencias humanas han tratado el fenómeno de la criminalidad no en sí mismo, sino como un aspecto de ese objeto específico. El punto de vista opuesto entraña una nueva síntesis teórica, permitiendo establecer una relación muy estrecha entre el derecho penal y las ciencias causales explicativas, lo que permite una adecuada formación intelectual y científica. De ahí que el tratamiento científico del fenómeno de la criminalidad sólo puede lograrse a través de una formación especial de carácter universitario, en estos momentos en que ningún país puede enorgullecerse de haber podido detenerlo.