Los cuentos de Rojo, planeta rojo, escritos por el uruguayo Manuel Arduino Pavón hablan de voces sin rostro y sin nombre, personajes genéricos, que a pesar de la despersonalización tienen mucho de quien los lee. Dislocados de cualquier tiempo y lugar, los protagonistas aparecen en diversas situaciones, en imágenes perfectamente recreadas que se han quedado en la memoria y que han reclamado ser contadas como fotografías instantáneas. El lector, motivado por la sorpresa y la inquietud que le genera lo sugerido, volverá a las paginas para encontrar nuevas formas de entender lo que ya ha leído. Estos cuentos se caracterizan por resaltar lo evidente, haciendo explícita la forma en la que el hombre del siglo XXI, definido por el discurso occidental, vive, se entiende y se relaciona con el mundo. De vez en cuando, se describen lugares y situaciones que rozan el límite con lo ficticio o lo fantástico. Esa cercanía funciona como excusa propicia para caracterizar el mundo actual en una especie de ejercicio de conciencia que implica mirarse a uno mismo desde la distancia. Arduino Pavón se encarga de construir espacios de reflexión que dan cabida a la parodia y a la critica política y social mediada por el humor que supone decir lo tácito. Sin embargo es quien lee el que termina por rotular los relatos. Entonces el autor resuelve la ecuación de forma maestra, lavándose las manos y dejando todo a la libre interpretación de un lector activo; su tarea se limita a exponer juegos de lógica invertida, a proponer universos simbólicos y a propiciar lugares comunes atravesados por la precisión del ritmo y la economía de las palabras a favor de decir solo lo necesario. Para ello se vale del formato del microrrelato. Lo demás hace parte de un trato invisible que se ha establecido con la invitación de ser leído y que promete ser una experiencia particular para cada lente que se detenga ante estas páginas.
Los cuentos de Rojo, planeta rojo, escritos por el uruguayo Manuel Arduino Pavón hablan de voces sin rostro y sin nombre, personajes genéricos, que a pesar de la despersonalización tienen mucho de quien los lee. Dislocados de cualquier tiempo y lugar, los protagonistas aparecen en diversas situaciones, en imágenes perfectamente recreadas que se han quedado en la memoria y que han reclamado ser contadas como fotografías instantáneas. El lector, motivado por la sorpresa y la inquietud que le genera lo sugerido, volverá a las paginas para encontrar nuevas formas de entender lo que ya ha leído. Estos cuentos se caracterizan por resaltar lo evidente, haciendo explícita la forma en la que el hombre del siglo XXI, definido por el discurso occidental, vive, se entiende y se relaciona con el mundo. De vez en cuando, se describen lugares y situaciones que rozan el límite con lo ficticio o lo fantástico. Esa cercanía funciona como excusa propicia para caracterizar el mundo actual en una especie de ejercicio de conciencia que implica mirarse a uno mismo desde la distancia. Arduino Pavón se encarga de construir espacios de reflexión que dan cabida a la parodia y a la critica política y social mediada por el humor que supone decir lo tácito. Sin embargo es quien lee el que termina por rotular los relatos. Entonces el autor resuelve la ecuación de forma maestra, lavándose las manos y dejando todo a la libre interpretación de un lector activo; su tarea se limita a exponer juegos de lógica invertida, a proponer universos simbólicos y a propiciar lugares comunes atravesados por la precisión del ritmo y la economía de las palabras a favor de decir solo lo necesario. Para ello se vale del formato del microrrelato. Lo demás hace parte de un trato invisible que se ha establecido con la invitación de ser leído y que promete ser una experiencia particular para cada lente que se detenga ante estas páginas.