Author: | Marta de Arévalo | ISBN: | 9789898493231 |
Publisher: | Emooby | Publication: | March 16, 2011 |
Imprint: | Smashwords Edition | Language: | Spanish |
Author: | Marta de Arévalo |
ISBN: | 9789898493231 |
Publisher: | Emooby |
Publication: | March 16, 2011 |
Imprint: | Smashwords Edition |
Language: | Spanish |
Un poemario constituido por dos partes.
La primera, titulada “Monólogo de Sal” (sal significa llanto) escrita en un verso libre escueto, esencial, desprovisto de adornos, expresa la muerte de un amor y su consecuente desolación. Allí la hablante nos dice “Con mi cuerpo a voces / grito / y construyo silencios / espesos como angustias.” No se grita con la voz sino que es el cuerpo físico el que no resiste la embestida de la angustia y por lo tanto se hace silencio.
Y prosigue: “He olvidado las antiguas manos./ Pierdo caricias / que eran palomas /antes del cataclismo.” Se han olvidado las manos porque no hay nadie a quien acariciar. La mención a palomas sugiere la ternura que existía antes de la destrucción final, o sea, del cataclismo.
La segunda parte del poemario titulada “Ojo de Leopardo” está encabezada por un breve poema de introducción: “Yo mujer de fuego y de potencia/ ángel sin ala reptando en esta tierra / mujer trigo ya en ceniza / átomo de nada / constelación / o esencia / con sólo una gota de luz / y un abismo de tristeza / te amo.” Es la misma hablante que expresaba su angustia en la primera parte, ahora, puesta su esperanza de felicidad en un nuevo sentimiento. Esta parte se continúa con el poema que da título general a la obra: “Ojote Leopardo”. Es un poema escrito en seis cantos de cinco estrofas cada uno. Cada estrofa formada por cuartetos endecasílabos asonantados en los versos intercalados. Siguen luego, diez poemas breves escritos en cuartetos, tercetos o dísticos, así como en otras estrofas de medida diversa y rima asonante. Y aunque hay mucho de juego creativo en las diferentes combinaciones, todo en este segmento tiende a una versificación tradicional. Cierra el poemario un tríptico donde cada sección nos presenta a ella, a él, y a la pareja.
En cuanto al tema de la segunda parte se evidencia un intenso sentimiento erótico. “…un erotismo que trasciende la anécdota, para culminar universalizado en una especie de cosmogonía del amor “ como expone el prologuista de la segunda edición. Es casi un desesperado intento de aferrarse a la vida a través de una pasión sublimada aunque también estigmatizada, y fundamentada en una necesidad física y espiritual al mismo tiempo. La amante trata, por medio del Poder de la Palabra (que pide a Dios) de conmover con ardor elocuente al amado, al que llama “hombre esencial”.
El insólito título de la obra alude a que el amor es como un felino. Tiene un ojo certero, rápido, potente. Cuando ve la presa no quita de ella la mirada hasta atraparla.
Por lo tanto, el poemario no alude al animal leopardo en sí, sino a un ser abstracto, idealizado, imaginario, de mirada poderosa, que siempre está al acecho de los corazones humanos.
Tal como dice el segundo verso de la segunda estrofa del primer canto del poema homónimo:
“Ojo de leopardo, aquel que no duerme…” el amor siempre está alerta.
Un poemario constituido por dos partes.
La primera, titulada “Monólogo de Sal” (sal significa llanto) escrita en un verso libre escueto, esencial, desprovisto de adornos, expresa la muerte de un amor y su consecuente desolación. Allí la hablante nos dice “Con mi cuerpo a voces / grito / y construyo silencios / espesos como angustias.” No se grita con la voz sino que es el cuerpo físico el que no resiste la embestida de la angustia y por lo tanto se hace silencio.
Y prosigue: “He olvidado las antiguas manos./ Pierdo caricias / que eran palomas /antes del cataclismo.” Se han olvidado las manos porque no hay nadie a quien acariciar. La mención a palomas sugiere la ternura que existía antes de la destrucción final, o sea, del cataclismo.
La segunda parte del poemario titulada “Ojo de Leopardo” está encabezada por un breve poema de introducción: “Yo mujer de fuego y de potencia/ ángel sin ala reptando en esta tierra / mujer trigo ya en ceniza / átomo de nada / constelación / o esencia / con sólo una gota de luz / y un abismo de tristeza / te amo.” Es la misma hablante que expresaba su angustia en la primera parte, ahora, puesta su esperanza de felicidad en un nuevo sentimiento. Esta parte se continúa con el poema que da título general a la obra: “Ojote Leopardo”. Es un poema escrito en seis cantos de cinco estrofas cada uno. Cada estrofa formada por cuartetos endecasílabos asonantados en los versos intercalados. Siguen luego, diez poemas breves escritos en cuartetos, tercetos o dísticos, así como en otras estrofas de medida diversa y rima asonante. Y aunque hay mucho de juego creativo en las diferentes combinaciones, todo en este segmento tiende a una versificación tradicional. Cierra el poemario un tríptico donde cada sección nos presenta a ella, a él, y a la pareja.
En cuanto al tema de la segunda parte se evidencia un intenso sentimiento erótico. “…un erotismo que trasciende la anécdota, para culminar universalizado en una especie de cosmogonía del amor “ como expone el prologuista de la segunda edición. Es casi un desesperado intento de aferrarse a la vida a través de una pasión sublimada aunque también estigmatizada, y fundamentada en una necesidad física y espiritual al mismo tiempo. La amante trata, por medio del Poder de la Palabra (que pide a Dios) de conmover con ardor elocuente al amado, al que llama “hombre esencial”.
El insólito título de la obra alude a que el amor es como un felino. Tiene un ojo certero, rápido, potente. Cuando ve la presa no quita de ella la mirada hasta atraparla.
Por lo tanto, el poemario no alude al animal leopardo en sí, sino a un ser abstracto, idealizado, imaginario, de mirada poderosa, que siempre está al acecho de los corazones humanos.
Tal como dice el segundo verso de la segunda estrofa del primer canto del poema homónimo:
“Ojo de leopardo, aquel que no duerme…” el amor siempre está alerta.