La Condenada (Cuentos)

Nonfiction, Religion & Spirituality, New Age, History, Fiction & Literature
Cover of the book La Condenada (Cuentos) by Vicente Blasco Ibáñez, Library of Alexandria
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
Author: Vicente Blasco Ibáñez ISBN: 9781465563354
Publisher: Library of Alexandria Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria Language: Spanish
Author: Vicente Blasco Ibáñez
ISBN: 9781465563354
Publisher: Library of Alexandria
Publication: July 29, 2009
Imprint: Library of Alexandria
Language: Spanish
Catorce meses llevaba Rafael en la estrecha celda. Tenía por mundo aquellas cuatro paredes, de un triste blanco de hueso, cuyas grietas y desconchaduras se sabía de memoria; su sol era el alto ventanillo cruzado por hierros que cortaban la azul mancha del cielo; y del suelo de ocho pasos apenas si era suya la mitad, por culpa de aquella cadena escandalosa y chillona, cuya argolla, incrustándosele en el tobillo, había llegado casi a amalgamarse con su carne. Estaba condenado a muerte, y mientras en Madrid hojeaban por última vez los papelotes de su proceso, él se pasaba allí meses y meses enterrado en vida, pudriéndose, como animado cadáver, en aquel ataúd de argamasa, deseando, como un mal momentáneo que pondría fin a otros mayores, que llegase pronto la hora en que le apretaran el cuello, terminando todo de una vez. Lo que más le molestaba era la limpieza; aquel suelo barrido todos los días y bien fregado, para que la humedad, filtrándose a través del petate, se le metiera en los huesos; aquellas paredes, en las que no se dejaba tener ni una mota de polvo. Hasta la compañía de la suciedad le quitaban al preso. Soledad completa. Si allí entrasen ratas, tendría el consuelo de partir con ellas la escasa comida y hablarlas como buenas compañeras; si en los rincones hubiera encontrado una araña, se habría entretenido domesticándola. No querían en aquella sepultura otra vida que la suya. Un día, ¡cómo lo recordaba Rafael! un gorrión se asomó a la reja, cual chiquillo travieso. El bohemio de la luz y del espacio piaba como expresando la extrañeza que le producía ver allá abajo aquel pobre ser amarillento y flaco, estremeciéndose de frío en pleno verano, con unos cuantos pañuelos anudados a las sienes y un harapo de manta ceñido a los riñones. Debió asustarle aquella cara angulosa y pálida, con una blancura de papel mascado; le causó miedo la extraña vestidura de pielroja y huyó, sacudiendo sus plumas como para librarse del vaho de sepultura y lana podrida que exhalaba la reja
View on Amazon View on AbeBooks View on Kobo View on B.Depository View on eBay View on Walmart
Catorce meses llevaba Rafael en la estrecha celda. Tenía por mundo aquellas cuatro paredes, de un triste blanco de hueso, cuyas grietas y desconchaduras se sabía de memoria; su sol era el alto ventanillo cruzado por hierros que cortaban la azul mancha del cielo; y del suelo de ocho pasos apenas si era suya la mitad, por culpa de aquella cadena escandalosa y chillona, cuya argolla, incrustándosele en el tobillo, había llegado casi a amalgamarse con su carne. Estaba condenado a muerte, y mientras en Madrid hojeaban por última vez los papelotes de su proceso, él se pasaba allí meses y meses enterrado en vida, pudriéndose, como animado cadáver, en aquel ataúd de argamasa, deseando, como un mal momentáneo que pondría fin a otros mayores, que llegase pronto la hora en que le apretaran el cuello, terminando todo de una vez. Lo que más le molestaba era la limpieza; aquel suelo barrido todos los días y bien fregado, para que la humedad, filtrándose a través del petate, se le metiera en los huesos; aquellas paredes, en las que no se dejaba tener ni una mota de polvo. Hasta la compañía de la suciedad le quitaban al preso. Soledad completa. Si allí entrasen ratas, tendría el consuelo de partir con ellas la escasa comida y hablarlas como buenas compañeras; si en los rincones hubiera encontrado una araña, se habría entretenido domesticándola. No querían en aquella sepultura otra vida que la suya. Un día, ¡cómo lo recordaba Rafael! un gorrión se asomó a la reja, cual chiquillo travieso. El bohemio de la luz y del espacio piaba como expresando la extrañeza que le producía ver allá abajo aquel pobre ser amarillento y flaco, estremeciéndose de frío en pleno verano, con unos cuantos pañuelos anudados a las sienes y un harapo de manta ceñido a los riñones. Debió asustarle aquella cara angulosa y pálida, con una blancura de papel mascado; le causó miedo la extraña vestidura de pielroja y huyó, sacudiendo sus plumas como para librarse del vaho de sepultura y lana podrida que exhalaba la reja

More books from Library of Alexandria

Cover of the book Albert Durer by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Fetichism in West Africa: Forty Years' Observations of Native Customs and Superstitions by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Paul Faber, Surgeon by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book The Tiger-Slayer: A Tale of the Indian Desert by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Calvary Alley by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Mémoires de Garibaldi (Complete) by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Specimens of Ainu Folk-lore by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book A History of American Literature Since 1870 by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Strange Stories from a Chinese Studio (Complete) by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Gloria Mundi by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Yellow Thunder, Our Little Indian Cousin by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book The History of The Christian Church (Complete) by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Ship's Company, the Entire Collection by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book The Angel and The Author by Vicente Blasco Ibáñez
Cover of the book Libro bizzarro by Vicente Blasco Ibáñez
We use our own "cookies" and third party cookies to improve services and to see statistical information. By using this website, you agree to our Privacy Policy